Adrian Suar

Adrián Suar es un símbolo de los años ’90. El exponente del individuo que llegó, el modelo del nuevo rico. La mediocridad frecuente que se ve coronada de gloria. Cuando Suar habla se percibe una pobreza conceptual que ni siquiera Tinelli tiene. Y no soy justamente defensor de Marcelo Tinelli, el ministro vitalicio de des-cultura nacional. Pero Suar se presenta con una frivolidad más sofisticada, como quien tiene algo muy importante para decir.

Suar habla en un programada patéticamente armado, se ríe, trata dificultosamente de elaborar una idea, se le iluminan los ojos al hablar de su líder corporativo, se burla de manera insípida, y al mismo tiempo intenta mostrarse relajado, inteligente, conciliador.

Suar es un recuerdo viviente de la década menemista, un viaje al pasado.

 

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